Denuncias
El ‘bravucón’ cienaguero

Sus víctimas son mujeres. El misógino amenazó hace una semana de ‘machetear’ a toda dama que pase por su casa.
El último ataque de Carlos Alberto Orozco Luna, en contra de una mujer, ocurrió el pasado 23 de octubre, dejándola con múltiples heridas en el rostro y diez días de hospitalización. Dicen los vecinos que, “de milagro no la mató”.
Con este, son dos atentados en el historial del bravucón de Ciénaga, Magdalena, en menos de un año, porque sus reiteradas intimidaciones tienen atemorizadas a las mujeres del municipio.
El primer atentado lo cometió en diciembre de 2015. En esa ocasión la víctima fue la mujer de su hermano, a quien con machete en mano estuvo a punto de quitarle la vida. Testigos aseguran que le falló la puntería, pero el intento de homicidio la obligó a huir del pueblo junto a su esposo.
La segunda revelación de odio del misógino de pueblo, dejó grandes secuelas.
Geltrudis Peña, de 37 años, se convirtió en la segunda mujer que en menos de un año estuvo a punto de morir a manos de ‘El Cojo’, apodo como el atacante es conocido en el sector.
Los días en el barrio San Juan, ubicado al sur de Ciénaga, dejaron de ser los mismos desde el 23 de octubre, día en que ocurrió la tragedia.
Geltrudis nunca pensó que ir a poner una queja, la acercaría a la muerte.
Cuentan los vecinos que un sobrino de Carlos, en medio de un juego, agredió a uno de los hijos de la mujer, ella al enterarse, lo primero que hizo fue dirigirse a la casa de la familia Orozco Luna.
Al llegar y sin mediar palabra, Carlos la recibe con un golpe en la nuca, fue tan fuerte el golpe, que, hasta Don Manuel, un vendedor de paletas que estaba a una cuadra de la escena, escuchó el grito proferido por ella.
“El sonido me hizo voltear, es cuando veo a la mujer en el suelo. A su lado estaba el hombre, quien no conforme con la agresión cogió una piedra de gran tamaño con la cual pretendía aplastarle la cabeza”, relató Manuel.
Por fortuna, Manuel no era el único testigo, porque de ser así, su distancia de la escena no le habría dado la oportunidad de impedir el ataque de Carlos Alberto.
Más cerca, estaban dos hombres que con palos en mano agredieron a Carlos, logrando que este soltara la piedra con la que iba a lanzarle a Geltrudis.
Malherida, la mujer fue trasladada a la Policlínica del municipio.
Al lugar del suceso llegó el padre de la afectada y demás vecinos de la cuadra, entre los comentarios de los curiosos interesados en saber qué pasaba, se empezó a rumorear que Geltrudis estaba muerta.
La voz a voz del pueblo anunciando su muerte, generó en toda la comunidad las ganas de matar al agresor.
Carlos Alberto es de contextura delgada, alto y de color moreno, estas características le permitieron mimetizarse y escabullirse entre la multitud para refugiarse en su casa.
Adentro, se armó con su cómplice, el machete con que casi mata a su cuñada.
La enfurecida muchedumbre no logró entrar a la casa, la presencia de la Policía lo impidió.
Geltrudis no murió, 10 días permaneció internada en la clínica, allí fue operada del pómulo derecho y de una reconstrucción del maxilar inferior, el cual se le había dislocado por el golpe.
Ella no recuerda nada. Hoy, en compañía de sus cuatro hijos, reconstruye los hechos, basados en lo que le cuentan los vecinos.
Tanto las heridas de gravedad y el temor de verle la cara a Carlos, le impiden a Geltrudis seguir con las ventas de sopa y ‘gorditos’ en la esquina de la cuadra. Por lo cual su familia se ve afectada.
¡No gusta de las mujeres!
Al día siguiente de la tragedia, Carlos Alberto amenazó a todas las mujeres del sector, con el machete en la mano gritó en la esquina, “mujer que pase por aquí, mujer que macheteo”, relataron los vecinos.
Ese mensaje bastó para que las damas se olvidaran de la cuadra. Por ahí ya no pasa ninguna, los días de la calle 35 con carrera 12 son desolados, al parecer, la advertencia del agresor tuvo eco.
“Sea verdad o mentira de que vaya o no a agredirnos, lo cierto es que hay antecedentes, Geltrudis no está muerta porque la logró salvar un vecino, o si no, hoy estaríamos en sus nueve noches”, relató Ana.
Ante este episodio, la familia Peña interpuso la denuncia en La Fiscalía, hasta el momento el hecho es materia de investigación.
Mientras tanto, Carlos Alberto, según los vecinos, ronda la cuadra con el machete en la mano.
¿Problema mental?
Se pudo conocer por parte de los familiares de Carlos, que este oficialmente no presenta un problema mental, sin embargo, un hecho le cambió la vida al joven de 30 años.
Cuentan que el fallecimiento de ‘Peker’, uno de sus primos más queridos, hace dos años, dio pie al comportamiento anormal de Carlos. La partida de su ‘ñía’ le habría dejado un trauma.
Recuerdan sus allegados, que una de sus manifestaciones de rencor las expresaba en contra de la madre del fallecido a quien la acusaba de su muerte.
“Él dice que soñó con su primo, y que este le habría dicho que no murió a causa de una enfermedad, sino que alguien lo había matado”, aseguraron los familiares.
Lo cierto es que el comportamiento agresivo de Carlos Alberto cada día se manifiesta en gran medida. A su vivienda no ha llegado ningún tipo de asistencia médica que haga los estudios para conocer en qué radica el comportamiento del individuo.
Y aunque no ha habido muerto en la zona, de seguir así, la calle 35 con carrera 12 dejará de ser una más de las muchas inundadas de lodo en Ciénaga, para mancharse de sangre, teniendo en cuenta la amenaza de ‘El Cojo’.
La comunidad quiere evitar lo peor, por tal razón, hace algunos días recogieron firmas para que al sujeto lo asistan las autoridades.
Los familiares y vecinos piden al gobierno local apersonarse de la situación antes de que suceda una verdadera tragedia que los medios de comunicación titulen, ‘Carlos Alberto mató. O mataron a Carlos Alberto, conocido como ‘El Cojo’.

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