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Colombia tendrá su primer burdel de muñecas sexuales hiperrealistas
Al cruzar la puerta y situarse a unos metros de distancia de una de las camas de un solitario hotel del norte Bogotá se dibujan entre sombras las siluetas de dos mujeres usando prendas íntimas. Tendidas allí, pálidas y sin prisa, pareciera que hubiesen caído en un profundo sueño.
Al acercarse y contemplar con detalle, lo que parecían unas siluetas femeninas se revelan tal como son: muñecas hiperrealistas posando con sensualidad en una cama de hotel.
“El realismo es exagerado, puedes detallar las plantas de los pies, de las manos, tienen todas las expresiones como si se tratara de una mujer real”, explica con naturalidad la empresaria Patricia Gutiérrez.
Sentada en un gran sofá desde el cual se logran ver las muñecas cubiertas entre sábanas blancas, la empresaria explica que el oficio de estas muñecas hiperrealistas es prestar servicios sexuales para hombres de carne y hueso.
Estas muñecas están elaboradas en silicona clínica, un material que según ella no guarda bacterias. Además, su estructura es metálica y permite que todas las articulaciones se muevan.
Sin embargo, cada movimiento exige cierto conocimiento de la estructura corporal de la muñeca. Básicamente, la suavidad de la piel contrasta con la dureza de cada uno de sus músculos artificiales.
El nombre de esta empresa colombiana rinde homenaje al Distrito Rojo (Rosse Buurt), un barrio de Ámsterdam (Holanda) en donde se conjuga la vida nocturna y underground con la prostitución, las drogas y el sexo.
‘El Distrito’ alquila sus muñecas por 45 minutos desde los $130.000 hasta los $160.000 en adelante. Todo depende de la muñeca puesto que en este negocio el tamaño sí importa, según lo dice Gutiérrez.
La medida más apetecida por los voraces clientes es la de 1,65 centímetros aunque también hay quienes eligen las de 1,32.
Tomada de Revista Dinero
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