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La pasión del fútbol no envejece
Paola Ramírez Caballero
Allá en las salinas del barrio San Martín, los arcos eran dos piedras y el mejor premio era defender el resultado; era mágico observar como el respeto por un deporte llevaba a los niños a integrarse de manera sana y respetuosa. Todos lo querían en su equipo, el prospecto de arquero salía a flor de piel, ¡Chimilongo, Chimilongo! era la consigna que por esos días gritaban los niños en los cotejos callejeros. Varios años después esos gritos de aliento se habían convertido en un déja vu para aquellos que iban al estadio ‘Eduardo Santos’ a ver jugar al Unión Magdalena, elogiaban la seguridad de Maximiliano ‘Chimilongo’ Robles en el pórtico bananero.
Fueron 16 años recorriendo los principales escenarios deportivos del país, el Atlético Bucaramanga, Deportivo Tolima y por supuesto, el equipo que lleva en su corazón, el Unión Magdalena, donde cosechó éxitos, pero sin duda alguna, lo más importante fue ganar el aprecio y admiración de la gente.
Aunque muchos recuerdan a ‘Chimilongo’ por varias características, una de ellas es que no le gustaba jugar con guantes. “Toda la vida jugué sin guantes, tan solo un partido, cuando el técnico brasilero, Mariño de Oliveira, me hizo poner guantes en Bogotá, yo le decía que no, que yo no jugaba con guantes, y la primera bola que me patearon fue gol, enseguida me los quité”, expresa el cancerbero con una sonrisa en sus labios.
Si había algo a lo que le temían los delanteros de la época, era enfrentar al Unión Magdalena, por la gran destreza que caracterizaba bajo los tres palos a ‘Chimilongo’ Robles, aparte del calor que se sufría en el estadio ‘Eduardo Santos’. “No aceptaba que ningún delantero me fuera a cabecear, porque defendía mi arco con la vida, por mi estatura y condición física, él que se chocaba conmigo, llevaba las de perder”.
Paniagua, Pandolfi, La ‘Bruja’ Verón, Vilarete, El ‘Toro’ Tamayo, entre otros delanteros, se enfrentaron al portero samario sin éxito. “Hubo un delantero que en un partido me metió tres goles, Walter Sosa, en el último gol que me hizo, se llevó 4 puntos en la ceja”.
Los inicios de Maximiliano fueron difíciles, en la calle buscó su lugar en una época en la que el sector Norte vio nacer jugadores históricos para el fútbol colombiano, antes de llegar al futbol profesional pasó por equipos locales como La Parroquial, Chico Chiquito, Panadería Hebrea y Scotland, experiencia que le sirvió para obtener un lugar en la Selección Magdalena.
A pesar de que Maximiliano Robles le entregó tantos triunfos al Unión Magdalena y al fútbol samario, es una lástima observar cómo ha sido olvidado por esta ciudad. Hoy su situación económica es difícil, teniendo que pasar por muchas vicisitudes para sobrevivir junto a sus seres queridos en el popular barrio Pescaíto, que ha parido a muchas figuras del balompié mundial.
Hoy Maximiliano Robles Maduro, ‘Chimilongo’, en muletas, producto del desgaste de los cartílagos de sus rodillas, como todo un luchador, mantiene en pie sus ganas de formar buenos arqueros, por eso se dedica a enseñarle a las nuevas generaciones de ellos en la histórica Castellana, algo poco común, puesto que Santa Marta solo se ha caracterizado en el fútbol por exportar extraordinarios jugadores de campo, pero ‘Chimi’ se enorgullece de tener varios pupilos en el fútbol nacional.
“El éxito no es un accidente. Es trabajo duro, perseverancia, aprendizaje, estudio, sacrificio y, sobre todo, amor por lo que estás haciendo o aprendiendo a hacer”, como lo afirma el Rey del Fútbol, ‘Pelé’, de esa misma forma, uno de los grandes porteros de la historia del fútbol samario recorre el gramado de la cancha La Castellana en muletas, pero con la misma ilusión y ganas con que salía en cada partido disputado con la camiseta del Unión Magdalena.
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