El Callejero Impreso
Refrésquese con un raspao
Ángel Gómez Vergara es un cianaguero que se dedica a preparar este manjar tradicional del Caribe colombiano desde hace 30 años. Cuenta que para el calor el raspao es la mejor opción, ya sea de kola, limón o tamarindo.
Daniela Pirela Wisman
Hay días en los que la canícula es inclemente y el relente, implacable. Las calles del municipio de Ciénaga, Magdalena, parecen carbones encendidos sobre las que caminan sus habitantes, sin embargo, al llegar a la emblemática Plaza del Centenario, hay la opción de disfrutar un refresco tradicional, comprarle un raspao al señor Ángel.
Este manjar es elaborado a base de hielo, esencias con sabores y un toque principal, aunque algunos lo prefieren natural, la leche condensada que aumenta el dulce del raspao y lo hace más llamativo y delicioso.
Este es considerado como un símbolo del Caribe colombiano, tan así, que hace parte de la idiosincrasia regional, y que, a pesar de múltiples competidores, como los helados, bolis o cualquier bebida gaseosa o refrescante, hasta ahora se mantiene vivo en lugares como Ciénaga, Barranquilla, Cartagena o en las playas de la ciudad de Santa Marta.
El señor Ángel Gómez Vergara cuenta que tenía tan solo 13 años cuando comenzó a hacer sus primeros raspaos y que su papá y su mamá también se dedicaban a preparar este producto. “Mi papá y mi mamá vendían raspao y cuando cumplí 13 años, mi madre me dio el carrito y ella dejó de vender. Ya tengo 30 años de estar vendiéndolo aquí en la Plaza del Centenario de Ciénaga, es decir, que desde muy niño este ha sido mi trabajo y solo vendo aquí en la Plaza, este es mi punto de referencia”.
Para cada tipo de consumidor hay un sabor de raspao diferente, aunque la mayoría de las personas prefiere el tradicional de kola con leche, como lo afirma el señor Ángel. “El tradicional es el de kola y en Ciénaga se vende mucho el tamarindo y limón. Cuando hace un calor intenso el raspao es la solución”.
Con los años las formas de preparar el raspao ha cambiado, antes la forma de triturar el hielo era manual, mientras que en la actualidad, se puede hacer de forma automatizada, permitiéndole al vendedor trabajar mucho más rápido y atender a más clientes en menor tiempo. La renovación de este producto del Caribe colombiano en fondo y forma, a pesar de no ser extrema, se da gracias a la necesidad de corresponder a las exigencias de la demanda.
El señor Ángel es padre dos hijos, y cuenta que a pesar de vender él solo, su negocio pertenece a su familia. “Este negocio es familiar, mi esposa y mis hijos me ayudan a preparar todo, me ven solo aquí, pero detrás de todo, está mi familia”.
Actualmente, la plaza de Ciénaga atraviesa por una serie de cambios, los arreglos han hecho que el señor Ángel tenga que desplazarse hacia otro extremo de la Plaza del Centenario, pero ese no es impedimento para que sus clientes lleguen hasta el lugar. “Cuando terminen de arreglar la plaza de Ciénaga vamos a tener más turistas y visitantes, eso significa más ganancias”, agrega el señor Ángel.
El proyecto que actualmente se ejecuta contempla intervenciones en el Parque de Las Ranas, los alrededores de la parroquia San Juan Bautista, la Plaza del Centenario y el corredor que conectará al Centro Histórico con el malecón turístico, y con su ejecución, trabajadores cienagueros como el señor Ángel, esperan que sus ingresos mejoren, puesto que, si el pueblo progresa, su gente también. Asimismo, esta es la posibilidad de tener un entorno más llamativo y organizado, para brindarle visitante una conexión con la naturaleza y los escenarios históricos del municipio.
Esta es una motivación que arranca una sonrisa del rostro de este vendedor de deliciosos raspaos que deleitan el paladar de quienes caminan las calles de Ciénaga, pero, en especial, su familia que siempre está a su lado y son la base de su negocio.
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