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Columnistas

Eso va!

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Por Willington Maiguel Goenaga

Para sentarse un rato en el parque del cundí, hay que estar preparado y dispuesto a escuchar lo más sabio y jocoso de nuestra esencia popular. Pasar de las aulas de clase al bordillo de la esquina del parque tiene su encanto. Te quieren preguntar por temas de derecho y la verdad lo que uno quiere es disfrutar y reírse a carcajadas con los últimos cuentos del barrio y la ciudad.

Pues bien, estando en ese querido lugar, que en otrora se distinguía por la neblina constante (así me lo dijo un profesor estando en bachillerato cuando se enteró que yo vivía en este barrio) llegó pellito y efusivamente me saludó diciéndome de una ¿qué te provoca a ti que yo me tome?, la forma más ocurrente de pedirme una copa libertadores (botella negra de cerveza de marca tradicional) a lo cual respondí con la misma chispa que hay que tener para sobrevivir a esos ataques etílicos “ te toca ir hasta la otra esquina porque las de aquí están calientes”, no había terminado de hablar cuando me dijo eso va!

No había regresado pellito con la copa libertadores cuando llegó “Oliver Kant” y me mostró una foto que circulaba por todos los medios y canales digitales: EL ALCALDE DE LOS 500 AÑOS Y EL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA EN UN   FUERTE APRETÓN DE MANOS…. Hasta Dager, el eléctrico preñador del taller que estaba con nosotros se volvió loco de la emoción y empezó a gritar que ahora sí, sus hijos iban a poder estudiar una carrera universitaria, pasó el chino con arroz con leche y dijo que ya su hijo no iba a heredar la olla y el triciclo, sino que iba derechito a convertirse en el primer profesional de la familia.

La verdad, al igual que todos los 85.372 mil samarios que votamos por Carlos Pinedo (estoy convencido que fuimos muchos más, pero bueno…) respiramos y percibimos un sentimiento de esperanza, de transformación en la ciudad, pero no había tenido la oportunidad de vivirlo en medio de este tipo de reacciones espontaneas desprovistas de cualquier interés burocrático, de figuración o de otra índole cargada de ego. Fue la más autentica expresión de ilusión, de anhelos de sueños frustrados durante tanto tiempo.

La expectativa es enorme, la tarea es colosal, hay que pasar del discurso a la acción, hay que trabajar sin descanso en estos cuatro años, tenemos una oportunidad única  los samarios de pagarle a la ciudad la deuda que tenemos con ella y convertirla en lo que se merece, donde el servicio de agua potable se preste de manera eficiente, regular, continua, con calidad y no se convierta en una fiesta patria cada vez que llega a los barrios como ocurre hoy; una ciudad segura, donde la señora Nora no se llene de temor de sacar en la calle el último modelo de celular que le regaló su hijo Alfredo, donde las obras  que se realicen son las que verdaderamente necesite la ciudad y se hagan en el tiempo planeado como lo hace la Universidad del Magdalena que es modelo de eficiencia, pues con poco hace mucho, donde las embarazadas puedan asistir a los puestos y centros de salud y recibir la atención médica que se necesita con controles prenatales oportunos e integrales, con inversión de capital privado en la creación de empresas y fuentes de empleos de calidad, con la ampliación de la malla vial y mejoramiento ostensible de la movilidad; son muchas las tareas, muchos los sueños, pero cuando hay voluntad, conocimiento, trabajo en equipo, alianzas, disciplina y organización se logran los objetivos incluso en circunstancias como las que se encuentra nuestra ciudad, habrá que ver qué hay, qué funciona y partir de la realidad, sin platonismos, construir sobre lo construido, lo que implica, además, trascender lo estatal.

Por ahora esa foto nos ilusiona, nos llena de confianza, a los que nos le cayó bien esa postal les recomiendo que vayan a la contra por árnica o dolorán PORQUE ESA VA!