Santa Marta
Santa Marta: una ciudad sin librerías, ni agua ni tranvía
El pasado mes de abril cerró sus puertas Librería Los Andes, la única convencional que quedaba en la ciudad y que funcionó por más tres décadas frente a la Alcaldía Distrital. Aunque en Colombia, según el Departamento Nacional de Estadísticas (Dane), las cifras de lectura y compra de libros van en aumento, en la capital del Magdalena la dinámica parece ser a la inversa dada la evidencia.
Por: Vanessa Saucedo y José D. Pacheco
Germán Arciniegas dice con bastante acierto en uno de sus ensayos que “América Latina, como continente, es el primero y único que nace de los libros. Tiene por cuna hojas de papel” y explica más adelante en detalle el porqué de esa afirmación: “oyendo leer literatura mágica, ellos estaban enterados de una fabulosa geografía sacada de los fondos medievales. Luego, en tierra firme se lanzaron a la búsqueda de las Amazonas y el reino de California, de las tierras de El Dorado, o de la Fuente de la Eterna Juventud” y prosigue “[…] tan estimulante era aquel ingrediente, que una vez completado el mapa y asentadas las colonias, la Corona sintió espanto al pensar que siguiera trabajando en la imaginación de los pobladores semejante causa de movilidad y desasosiego, y acabó prohibiendo exportar al Nuevo Mundo libros”.
Ya en tiempos cercanos a la independencia, la Corona no pudo evitar que grandes personajes accedieran a los textos de vanguardia producidos en Europa, especialmente en Francia donde el sentimiento libertario y la cultura florecieron. Uno de los grandes lectores de la época, era el prócer Antonio Nariño, a quien le confiscaron una biblioteca, la cual, según algunos estudiosos de la materia, estaba conformada por al menos 6.000 volúmenes que para la época y aun hoy, son muchísimos.
El mismo Nariño señaló una vez que su buhardilla intelectual era “una exquisita librería de muchos miles de libros escogidos”, colección que el prócer consideraba tenía un valor de “tres mil pesos” de 1776. De acuerdo con una reseña de la Biblioteca Nacional, constaba de géneros y temáticas variadas: “libros místicos, de derecho, de filosofía y gramática, libros de “historias” y poesía”. Muchos contemporáneos de éste, tuvieron también la oportunidad de participar en el difícil debate político de la época gracias al poder de los libros. Siguiendo a Arciniégas, podríamos decir que Colombia como República también se hizo gracias a los libros.
Esta breve introducción destaca la importancia que desde épocas inmemoriales ha tenido la lectura. Hoy día, aunque existen otros mecanismos para acceder a la información y debates de actualidad (Cine, Radio, Televisión, prensa, conferencias), leer sigue siendo uno de los hábitos asociados más comúnmente a la cultura, entendida esta como la capacidad de interpretar los conflictos, los contextos y los tiempos para reaccionar de manera correcta.
Según los números Colombia va bien
Muy a pesar de lo que un colombiano promedio pueda pensar, los datos a este respecto parecen ser positivos para el país: según encuestas realizadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), el 72% de los colombianos aseguró leer diariamente, las estadísticas antes mencionadas, contrastan negativamente con los deficientes resultados en pruebas de lectoescritura estandarizadas en prácticamente todos los niveles educativos (Primaria, Secundaria y Educación Superior).
En concordancia con ese reconocimiento a la importancia de la lectura (72% de los colombianos aseguró leer diariamente), la Cámara Colombiana del Libro (CCL), “gremio sin ánimo de lucro que representa y defiende los intereses de editores, libreros y distribuidores, con el objetivo de promover el desarrollo del sector del libro en Colombia”, publicó los resultados de un estudio que da cuenta de un aumento significativo en la venta de libros en tiendas físicas: en 2022 se vendieron 31,5% más libros que en 2021, este dato supone en números reales, 42.4 millones de ejemplares, cifra para nada despreciable.
La CCL también indagó sobre los ‘Hábitos de lectura, asistencia a bibliotecas y compras de libro en Colombia 2023’, utilizando los servicios de la firma encuestadora Invamer. Este estudio que abarcó el territorio nacional a lo largo y a lo ancho, tenía como objetivo fundamental conocer en detalle los comportamientos del colombiano promedio frente a las librerías, los libros y la lectura. Algunos datos importantes de este análisis indican que el 72% de los que participaron aseguró leer con regularidad, en cuanto a los formatos preferidos para la lectura, a pesar del impacto de las tecnologías de la información y la comunicación en la vida diaria, el 75% de los encuestados prefiere libros impresos.
En santa Marta el fenómeno es al revés
Estos datos, que demuestran la importancia de la lectura y la relevancia que siguen teniendo los libros para acceder a la cultura, en Santa Marta son negativos. El pasado mes de marzo, después de más de 30 años de servicio a los lectores cerró sus puertas la Librería Los Andes, tal vez la única librería convencional que quedaba en la ciudad, amén de otros negocios donde se accede a un catálogo reducido mezclado con otros elementos, tipo Panamericana o, especializado en un tema específico, como por ejemplo, Librería San Pablo. También hay un espacio con libros (de primera y segunda) y café en el Centro Histórico, igualmente, una librería on line.
Fernando Linero Montes, reconocido poeta y músico samario, galardonado a nivel nacional e internacional por su trabajo en las letras, enfatiza en lo complejo que es para una población desarrollarse a plenitud si no tiene de donde proveerse de los conocimientos que le permiten avanzar hacia otros estadios de la vida y el conocimiento.
“Creo que los niveles de lectura de una comunidad nos pueden dar noticias del estado en general en que esta se encuentra. La lectura – igual que un termómetro registra la temperatura- es capaz de leer el momento emocional, sentimental, político, religioso, etc. de todo un entorno social. Por otro lado, dota al lector de lenguaje, música, plástica y sentido común; elementos trascendentales que armonizados colaboran en la formación de un todo: la realidad. Es allí donde radica la importancia de la existencia de las librerías”, comentó Linero Montes.
Opinión similar tiene sobre este asunto, Jorge Elías Caro, profesor titular, investigador y director del Fondo Editorial de la Universidad del Magdalena. De acuerdo con el académico, las librearías son más que escenarios para la compra de libros, sino que contribuyen al desarrollo de otro tipo de actividades encaminadas a la movilización del conocimiento y la cultura.
“El problema de no contar con librerías en la ciudad es una situación adversa porque por condiciones sociales y culturales las personas no tienen la posibilidad de acceder a ese nuevo conocimiento que se está generando a partir de la publicación de nuevos libros o de nuevas obras, pero también de tener el espacio para el esparcimiento, para la creatividad, para disfrutar de un buen libro ya sea de poesía, novela, cuento o de las obras clásicas de la literatura que generan mucha cultura general y que de alguna otra forma permiten que las personas tengan un contexto general”, dijo el académico.
Vanessa Redondo, periodista y CEO de Vitrina de libros, un emprendimiento nacido en pandemia que vende textos de primera y segunda mano apoyando a los recicladores, vendedores del mercado público y dona materiales a colegios públicos, da luces a través de su experiencia del porque en la ciudad desaparecieron espacios como El amanuense, libros y café y la tradicional Librería Los Andes.
“La venta de los libros llegó un momento donde se hacían muchas ventas dirigidas a la ciudad de Barranquilla y Cartagena, ventas que superaban incluso las ventas que hacíamos aquí en la ciudad de Santa Marta, y yo creo que básicamente, es porque tampoco hay las herramientas, no hay los espacios para que se vuelva la lectura y la compra de libros un tema de cultura”, comentó Redondo, quien con su hermana vienen realizando una campaña no solo para incentivar la lectura, sino también, para proveer ¿qué leer?
UniMagdalena está haciendo la tarea
Este panorama es bastante adverso en el presente, pero puede cambiar de cara al futuro. La Universidad del Magdalena viene realizando en ese sentido un gran trabajo desde el punto de vista de la divulgación del conocimiento que producen los intelectuales de la región, dando espacio al debate, como indica a lógica de este tipo de iniciativas.
“La universidad Magdalena está aportando en este sentido, pues, no solo publica para la enseñanza y aprendizaje de todas las carreras universitarias que se están haciendo allí, sino también, […] dándole espacio a las actividades culturales, a la creatividad, a lo social, a lo ambiental, a lo político, en fin, al conocimiento del entorno. […] este es un objeto misional de suma trascendencia y eso es lo que estamos haciendo: apoyando y publicando un sin número de libros de distintos géneros, en diversos formatos y diversas metodologías que ayudan a que verdaderamente estemos aportando ese granito de arena que se necesita para cubrir los vacíos”, explicó Jorge Elías Caro.
Elías Caro precisó que los objetivos del fondo editorial que dirige van más allá de la mera divulgación, y por eso, están desarrollando actividades y poniendo marcha estrategias que permitan enrutar a los magdalenenses en la senda de la lectura desde temprana edad, incluso en las comunidades indígenas.
“Estamos publicando no solo libros sino también cartillas para que los niños y niñas puedan también acceder a esa lectura, libros de tipo audiolibro, video libro para que también las personas que no tienen la capacidad para leer lo puedan hacer, los que no hablan muy bien el español como los indígenas puedan ver un audiovisual, un tipo de video libro, son cosas que estamos haciendo que nos hacen sentir supremamente orgullosos, somos la quinta editorial en Colombia en cantidad de libros publicados, la número uno del Caribe colombiano y creo que eso pues no solo debe hacer sentir orgulloso al miembro de la comunidad UniMagdalena sino a todos los samarios y magdalenenses, que tiene un sello editorial con posicionamiento nacional e internacional”, comentó el también escritor.
Otros de los mecanismos que se utilizan en la Universidad del Magdalena para promover la lectura son el Taller literario Thallium que, además de propiciar la discusión en torno la lectura y la creación literaria, publica el resultado de los ejercicios creativos; y el servicio extendido (24 horas) de biblioteca que incluye el préstamo de material físico y electrónico, 150 bases de datos académicas y de investigación reconocidas a nivel mundial.
Luis Alberto Vega, responsable de la biblioteca de la Universidad del Magdalena, comentó que el proceso de transformación de ese espacio con una infraestructura tecnológica con capacidad para 455 usuarios ha sido notable, siempre encaminado al confort y la calidad de los materiales que se ponen a disposición de los estudiantes e investigadores.
“Hace algunos años implementamos el servicio de autopréstamo a través de las máquinas, las cuales el usuario puede tomar el libro en la estantería y prestarlo por medio de una tecnología que se llama RID, por medio de un chip y las antenas de radiofrecuencia que tenemos en el control de acceso, de esta manera el estudiantado podrá prestar los libros de manera más rápida y sin tener que hacer largas filas”, dijo Luis Alberto Vega.
Pero, sin duda el acto más importante que se hace desde la UniMagdalena para el público en general sobre la temática, es La Feria Internacional del Libro, las Artes y la Cultura de Santa Marta (FilSMar), cuya edición número cinco se llevó a cabo el año pasado y la sexta está proyectada para iniciar a finales del próximo mes de octubre.
Uno de los documentos que presentan el evento, indica que “cada año el número de visitantes nacionales e internacionales ha venido aumentando; en promedio se reciben 40.000 personas durante los días de la feria. Se ha logrado realizar más de 1.000 actividades culturales y académicas con la ayuda de aliados fundamentales como la Red de Ferias del Libro de Colombia, la Cámara Colombiana del Libro, el Ministerio de Cultura, el Banco de la República, entre otras entidades públicas y privadas. Asimismo, han participado más de 300 fondos editoriales de todo el mundo, con un catálogo diverso que dinamiza la participación de más público”.
Igualmente, advierte que no solo se propicia el conocimiento y el interés en torno a los libros, sino que se involucra de manera decidida a todos los miembros del dispendioso proceso de creación y producción editorial, a saber: autores, editores, correctores, diseñadores, traductores, distribuidores, agentes y libreros. A juicio de quienes escriben, ha conseguido año a año que los asistentes a la feria reflexionen con expertos sobre temas importantes para la sociedad.
Pero, el debate no para allí, sino que trasciende las esferas de lo local, porque el fondo editorial de la Universidad del Magdalena, como explica su director, está “participando en todas las ferias del libros posibles para que todos nuestros libros salgan de los anaqueles, a través de un proceso digno de comercialización y distribución en plataformas virtuales y de comercio físico, pues, todo lo que estamos publicando estamos haciendo que se divulgue y tenga la mayor diseminación posible porque lo que queremos es que ese conocimiento se adquiera a partir de la lectura”.
El poeta Linero aunque reconoce la importancia de leer como ejercicio liberador y de aprendizaje, tiene claro que es un asunto al que se llega por gusto y esa es la labor que deben emprender ahora las entidades que tienen dentro de sus competenticas tales objetivos.
“Para nadie es un secreto que en Santa Marta no se lee, y lo que es peor ni siquiera los jóvenes bachilleres y universitarios que deberían tener un mínimo de lectura la practican. Habría que repensar los mecanismos que ayuden a que todos tengamos conciencia de que la lectura nos mantiene mentalmente sanos y también nos ayuda a vivir. Sin obligar a nadie, porque si bien Borges no dijo que la lectura era una de las formas de la felicidad, a nadie se le puede obligar a ser feliz”, comentó Fernando Linero Montes y puntualizó: “un pueblo que olvida la lectura se transforma en bárbaro”.
Finalmente, le otorgamos reconocimiento especial a las bibliotecas Gabriel García Márquez del Banco de la República y la de la Caja de Compensación del Magdalena (Cajamag) que durante años ha prestado un servicio impecable en beneficio del arte, la cultura y dinamización del conocimiento.
Posdata
En la Secretaría de Educación tienen un diagnóstico claro
Una vez analizada la problemática con diversos actores de la educación y la cultura, Opinión Caribe consultó a Luz Estela Enríquez, funcionaria de la oficina de Calidad Educativa de la Secretaría de Educación de Santa Marta, para conocer la opinión de esa dependencia respecto de la difícil situación en torno a la lectura y los espacios para acceder a los libros.
O.C.: ¿Hay algún tipo de diagnóstico desde la Secretaria de Educación en torno a los espacios para la lectura, la compra o préstamo de libros en la ciudad?
L.E.E.: En este momento nuestra ciudad carece de esos espacios tan importantes, porque si bien con la llegada de la tecnología, de la posibilidad de tener acceso a cualquier tipo de material a través del internet, nunca podemos olvidar la importancia que cobran esos escenarios donde están los libros, donde tienes la oportunidad de manipularlos, leerlos, revisarlos, reflexionar en torno a lo que tiene que ver con el libro en sí, y en ese sentido han ido desaparecido los clubes de lectura y las librerías como escenarios de encuentro que anteriormente tenían gran relevancia.
O.C.: ¿Cuántas bibliotecas de colegios públicos se encuentran abiertas al estudiantado?
L.E.E.: En las Instituciones educativas de corte público u oficial se determinan de acuerdo al trabajo que desarrolla la Secretaría de Educación desde cobertura y desde la dependencia de Calidad Educativa, ya que trabajamos lo concerniente al plan lector, precisamente, articulado con todo ese tema tenemos varios funcionarios que trabajan directamente con las instituciones educativas y pudimos focalizar que en el momento se tienen 18 bibliotecas activas.
O.C.: ¿Cuál es el estado actual de esas bibliotecas, en el entendido del servicio que prestan y las exigencias propias del mismo?
L.E.E.: De esas algunas que obviamente están mejor referenciadas en cuanto a la actividad que ofrecen y se podría considerar que luego de la exploración que se hizo, 15 de esas 18 bibliotecas cuentan con ese espacio abierto para los estudiantes de las instituciones educativas, es decir, son de uso exclusivo de la población educativa.
O.C.: ¿En el entendido de que los colegios son públicos y la ciudad carece de espacios agradables para dinamizar el conocimiento y la lectura, ¿cuántas de esas bibliotecas están abiertas a la comunidad y que tipo de catálogo tienen disponible para préstamo?
L.E.E.: También se puede referenciar que hay casos como el de la Biblioteca Jhon F. Kennedy en Pescaíto, que se adquirió a través de una alianza con la Fundación Terpel: ellos participaron de una convocatoria, desarrollaron todas las actividades pertinentes y la Fundación Terpel les ayudó y apoyó en la construcción de ese espacio para la biblioteca, pero ese escenario tienen otra connotación, que es hacía donde queremos que vaya y es que la biblioteca no sea de puertas cerradas, un espacio únicamente para una consulta académica al interior de la institución, sino que la comunidad circundante pueda acceder a los títulos.
O.C.: ¿Cuál es la meta en ese sentido de esta administración?
L.E.E.: Definitivamente el horizonte sería que se pudiese trabajar mucho más en las otras bibliotecas y propiciar ese tipo de escenarios abiertos al exterior, hay un gran trabajo por hacer, pero, iremos poco a poco avanzando porque la mayoría de las bibliotecas tal vez tienen más libros de consulta que títulos que fomenten esa otra experiencia (Novela, cuento, poesía, ensayo, crónica de viaje, etc.).
#CocotazoFinalPara Darío Linero
Darío Linero arranco con bastante furor sus funciones como Secretario de Cultura, los videos difundidos sobre la inspección que hizo al edificio de la ‘Megabiblioteca’, hicieron pensar que por fin había alguien en la ciudad que entendía que la cultura trasciende los carnavales y conciertos y que los funcionarios de esa oficina son más que sombreros vueltiaos y camisas guayaberas. Sin embargo, el cargo que ostenta, importante si su misión se cumple a cabalidad, parece haberlo enceguecido.
Durante el más bien fracasado evento ‘Outlet del Libro’, organizado por la Gestora Social, Linero Mejía, dijo sin sonrojarse que los espacios para comprar libros se han ido cerrando poco a poco porque en la ciudad esa cultura no se promovía hasta su posesión, desconociendo el importante ejercicio que desde hace varios años viene desarrollando la Universidad del Magdalena.
“El motivo principal de los cierres de las librerías en Santa Marta, era que no había eventos como el que hoy estamos haciendo, en la Feria del Libro, no había eventos como los que hoy hacemos, espacios para realizar la lectoescritura, al no haber programas que incentiven a los niños, jóvenes y por supuesto también a nosotros los adultos”, comentó.
Ya metido en ese discurso, falso dadas las evidencias y más de 40.000 asistentes a las cinco versiones de La Feria Internacional del Libro, las Artes y la Cultura de Santa Marta (FilSMar), se fue con todo, diciendo que seguirán promoviendo el mercado de pulgas, demostrando que no sabe por dónde va tabla en la ciudad en ese sentido. Preocupa sobremanera esta actitud bastante displicente.
Desde esta tribuna, recomendamos a Darío Linero enterarse más a profundidad de las movidas culturales y en especial las de la literatura y los libros, porque esos mercados de pulgas se organizan hace años y en el mercado público también funcionan varios locales donde se venden libros de segunda mano, sin contar con algunos recicladores ya especializados en el tema y que a través de la plataforma on line Vitrina de libros ofertan y venden sus productos.