Lidiar con la arena y el mar no es trabajo fácil. Realizar ejercicios como caminar o correr en la arena ayuda a tonificar la musculatura de las piernas y hasta los glúteos, además, si se hace descalzo y en contacto con la orilla del mar, mejora la mecánica del cuerpo y refrigera la sangre.
Las articulaciones también se ven beneficiadas por el paseo en la arena, ya que la propiocepción de las rodillas, pies y cadera se ven mejoradas, esto significa una mejor posición y orientación en el espacio.
Mientras tanto, sumergirnos en el agua hace trabajar a los músculos debido a la resistencia impuesta para mantenerse de pie contra las olas y la marea. Igualmente, este sencillo ejercicio logra mejorar los cartílagos ya que nuestro peso se ve disminuido dentro del agua por lo que el esfuerzo es menor en esta zona.
Además, los golpes del agua que sirven de masaje provocan una sensación de alivio muscular, asimismo, la presión que ejerce la profundidad sobre el cuerpo causa una mejora del drenaje linfático, acelerando la recuperación muscular.
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